¿Cómo montar una cabina de masajes?

Montar una cabina de masaje requiere pocos muebles, ¡así que recurre a lo imprescindible para preservar tu presupuesto!

Tu herramienta principal: la camilla de masaje

Quien dice masaje dice mesa de masaje , claro. Esta es tu principal herramienta de trabajo, el objeto central de tu espacio.

Dependiendo de tu presupuesto, el espacio del que dispongas o el tipo de masaje que ofrezcas, esta camilla de tratamientos puede ser plegable , fija o eléctrica .

Una camilla de masaje plegable es útil si su sala de masajes se comparte con otro practicante y necesita ser ordenada y guardada con regularidad.

Una camilla de masaje fija es ideal si buscas un modelo robusto y espacioso, que pueda regularse en altura de vez en cuando.

Una camilla de masaje eléctrica es cómoda tanto para ti como para tu cliente ya que puedes ajustar la altura en unos segundos. Ya no tendrás que forzar la espalda porque siempre trabajarás a la altura adecuada y seguro que tu cliente estará encantado de poder acceder a ella sin dificultad.

Dicho esto, es posible que tu habitación no sea enorme y por eso es importante instalar una mesa que no ocupe todo el espacio. De hecho, para sentirte cómodo en todos tus movimientos, lo ideal es tener al menos 1 m de espacio libre a cada lado de la mesa.

No dudes en medir e imaginar cómo quedaría mejor tu mesa para optimizar este espacio, garantizando al mismo tiempo tu comodidad y la de tu cliente.

Un aliado con el que contar: al menos una mesa velador o un pequeño mueble de almacenaje

Durante tu masaje, necesitarás tener a mano ciertos accesorios: toallas, guantes, botellas de aceite o incluso cojines.

Para hacerlo de forma práctica y así organizarte lo mejor posible, no hay nada como una mesa velador o una estantería . Podrás guardar allí todos tus accesorios antes, durante y después del masaje.

Accesorios imprescindibles: aceite, toallas y cojines.

Si comienzas el masaje colocando a tu cliente boca arriba, puedes optimizar su comodidad agregando un cojín para el cuello en tu mesa, o quizás un cojín semicilíndrico debajo de las rodillas. El cuello no quedará hueco, la espalda descansará plana sobre la mesa y tu cliente estará perfectamente relajado.

Para mantener una temperatura corporal agradable, a menudo es imprescindible cubrir las partes del cuerpo que no se masajean durante el masaje. Para ello puedes utilizar toallas, mantas, sábanas, etc. El material y el grosor de esta ropa de cama dependen de la temporada, del tipo de masaje, pero también de tu gusto en decoración.

Por último, el aceite de masaje es, por supuesto, imprescindible durante el tratamiento. Para mayor comodidad, considere verter su aceite en un plato pequeño antes del tratamiento, o usar una botella equipada con una bomba para recolectar la cantidad deseada en la palma de su mano cada vez. Usar una funda que le permita llevar la botella de aceite en la cintura puede resultar práctico si necesita engrasar regularmente el cuerpo de su cliente. De lo contrario, recuerda colocar tu contenedor al alcance de tu mano para evitar tener que moverte demasiado.

El pequeño extra: la decoración.

Sin gastar mucho dinero, puedes dejar volar tu imaginación: una vela aromática para encender durante el tratamiento, pequeñas estatuillas de inspiración espiritual o incluso bonitas piedras naturales completarán la decoración de tu cabaña.

Una bonita alfombra para que tu cliente no tenga que poner los pies en el suelo, o incluso un taburete para que le resulte más fácil bajar de la mesa.

Un pequeño reloj coordinado también puede resultar muy práctico para permitirle controlar el progreso de su masaje durante la duración que desee dedicarle.